Familia, escuela, AMPA y Ayuntamiento unen esfuerzos para pedir a la Conselleria que garantice la dotación de personal en cumplimiento del Decreto de Inclusión
Beniarrés en pleno se ha movilizado para evitar la pérdida de una alumna al aulario de Perputxent. El próximo curso, Belinda pasará a primero de Primaria, pero la falta de servicio de fisioterapia en el colegio podría obligarla a tener que cambiar de escuela.
Belinda, que ahora tiene 6 años, sufre desde el nacimiento una parálisis cerebral infantil hemipléjica. De acuerdo con su diagnóstico necesita una hora diaria de tratamiento con fisioterapia, un servicio que falta en el pequeño municipio de Beniarrés. Desde los 3 años de edad, la niña ha sido escolarizada en la escuela Perputxent, un aulario con 49 alumnos que está integrado en el Centro Rural Agrupado (CRA) Riu Serpis, que escolariza los niños de Beniarrés y Lorxa, en el interior de Alicante. Desde entonces, la familia ha estado acompañando a Belinda en Cocentaina, al CEIP San Juan Bosco, donde sí cuentan con un fisioterapeuta y que es el centro de referencia para los niños de los municipios de la zona, como también Muro. “Belinda este curso no ha podido ser evaluada de Inglés porque siempre se pierde esa clase”, explica su madre, Belinda Sellés.
La hemiplejia que sufre la niña “va muy unida al desarrollo y progresivamente han ido aumentando las necesidades de fisioterapia”, según indica la médica rehabilitadora, quien ha recomendado en su informe que la atención médica se realice en el propio colegio: “El colegio donde se encuentra escolarizada creemos que es el lugar idóneo para la realización de este tratamiento, con el objeto de alterar el menos posible el horario de la paciente y facilitar a los padres la asistencia a éste”. Según detalla la familia, el traslado en Cocentaina supone perder dos horas de escuela. El curso que viene empieza ya la Primaria y “perder dos horas de clase cada día consideramos que es muy perjudicial para la niña”, señala la madre.
A principios de este curso, la familia empezó a moverse para tratar de conseguir la permanencia de la niña a su colegio, tal y como recomiendan las directrices sobre inclusión en la escuela de la propia Conselleria de Educación, como la recientemente aprobada Orden de respuesta educativa inclusiva, que en el artículo 11.2 establece que los centros docentes “tienen que prever los procedimientos de actuación para el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, y especialmente para el alumnado que tiene una discapacidad o alguna limitación funcional, permanente o transitoria, con objeto de garantizar la salud y la seguridad y eliminar la situación de desventaja asociada a estas circunstancias”. O la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en relación a las atenciones de los niños y jóvenes con discapacidad sugiere “una intervención más global y funcional, centrada en la participación activa y autónoma del niño en el entorno en el cual ejerce habitualmente su actividad, que favorezca su desarrollo personal y social, la adquisición de habilidades y conocimientos, y el sentimiento de pertenencia a un grupo o comunidad”. Y evitar, así, el traslado de la niña al colegio de Cocentaina.
“Queremos que nos ayuden a encontrar una solución que no sea sacar a la niña de su escuela, de su entorno, de su contexto, del lugar donde se socializa”, dice la madre. Con este ruego, la familia acudió a la AMPA de Perputxent, a la Federación de AMPA Enric Valor de Alicante y a la Confederación Gonzalo Anaya para obtener asesoramiento y ayuda, e iniciaron una campaña de recogida de firmas con el apoyo del claustro y del Consejo Escolar del centro, donde pedían: “Del mismo modo que se desplazan otros especialistas como la logopeda, el orientador, el psicopedagogo y, incluso, los mismos maestros, creemos necesario e indispensable que el fisioterapeuta se desplace hasta el centro donde está escolarizada la niña para poder llevar a cabo su rehabilitación y que, de este modo, pierda el mínimo de tiempo posible de clase”. Las firmas recogidas las han entregado a la Dirección Territorial de Educación en Alicante, pero todavía no han obtenido respuesta.
Paralelamente, la escuela inició también gestiones para pedir un servicio itinerante de fisioterapia que pudiera hacerse cargo de las necesidades de su alumna. Y también el Ayuntamiento de Beniarrés apoyó a la familia y el 12 de abril de 2018 aprobó con la unanimidad de todas las fuerzas políticas una moción para pedir a la Conselleria de Educación “el estudio y puesta en marcha del desplazamiento de este profesional (fisioterapeuta) a nuestro municipio, puesto que otras conselleries ya han puesto en marcha programas itinerantes como es el caso del centro Mujer 24 horas, porque los municipios pequeños como Beniarrés no se deserticen por falta de recursos”.
En palabras del alcalde, Francisco Sellés: “Nuestro pueblo no está dispuesto a perder más alumnos porque Educación no dé más soluciones. Estamos hablando de un colegio de pocos niños y no estaría nada bien que Belinda se tuviera que marchar. Como Ayuntamiento no nos conviene”.
A pesar de todas las gestiones, a estas alturas la única opción con que cuenta Belinda es acudir a su centro de referencia, el CEIP San Juan Bosco de Cocentaina, para poder hacer la rehabilitación que necesita. Desde la Confederación Gonzalo Anaya se ha contactado con responsables de la Conselleria de Educación para tratar de conseguir para el aulario de Beniarrés los recursos que necesita para evitar el traslado de la niña. También el Ayuntamiento se ha comprometido a ayudar económicamente a la dotación del material para el fisioterapeuta y la comunidad educativa se haría cargo de adecuar un espacio dentro de la escuela donde el fisioterapeuta podría llevar a cabo las sesiones. “Entre todos, el AMPA, la familia, el Ayuntamiento y nosotros, lo haríamos”, comentan desde el colegio. Beniarrés en pleno confía en que antes de que concluya el periodo de matriculación, abierto el 9 de mayo, puedan obtener de la Conselleria de Educación una respuesta que permita a Belinda quedarse a su pueblo.