Silvia Centelles: «El modelo de jornada se ha de implantar según criterios pedagógicos»

Entrevista a Silvia Centelles, presidenta de la Confederación de AMPA Gonzalo Anaya en el Suplemento Aula de Levante-EMV

Silvia Centelles Campillo (Vila-real, 1975) trabaja como administrativa y es también técnica en Educación Infantil. Es madre de tres hijos, de 18, 17 y 9 años. Entró en el movimiento de las AMPA en 2004 y el 2013 empezó a asumir responsabilidades, primero a la junta directiva de su AMPA y después en FAMPA Penyagolosa de Castelló. Dos años después, pasó a formar parte de la junta directiva de la Confederación Gonzalo Anaya y el 2016 fue elegida vocal autonómica a la CEAPA, donde ya lleva 3 años como secretaria general. Su trabajo a las AMPA le ha descubierto un nuevo campo de interés: el mundo del asociacionismo y de la colaboración.

[12/6/2019]

-¿Cuál es el principal reto que afronta la escuela pública para los próximos cursos?

R: Mejorar la calidad. Queremos una escuela pública de calidad al alcance de todas las familias. Una escuela de calidad, para nosotros, es una escuela inclusiva, coeducativa, laica, gratuita, democrática y participativa, abierta, crítica, en valenciano, que ofrezca los mejores conocimientos y eduque en valores y con las emociones como base. Que se implique en la promoción de la igualdad, de la salud, del respeto al entorno, a nuestra cultura. Que sea plurilingüe y que valore la interculturalidad y la diversidad, que son fuentes de riqueza. Y que cuente con los y las mejores profesionales, capacidades y motivados. Queremos construir un nuevo sistema educativo que forme a personas críticas.

-¿Qué le pide la Confederación Gonzalo Anaya al Consell en esta segunda legislatura?

R: Tenemos muchas reivindicaciones! En primer lugar, que mejore el marco normativo. El conseller Marzà anunció una Ley Educativa Valenciana y queremos que ésta sea una realidad y que nosotros podamos participar en su redacción. Hacen falta nuevas leyes educativas (también a nivel estatal) adecuadas para la escuela del siglo XXI, que reconozcan la importancia de la comunidad educativa, que educa junta. Si las familias entramos en la escuela ‑desde el compromiso, desde la implicación en la educación de nuestras hijas y nuestros hijos‑, la escuela mejora: mejora la convivencia, aumenta el rendimiento, se crean vínculos entre el profesorado y las familias y, esto, se traslada al barrio, en el pueblo, a la sociedad. Hace falta una bidireccionalidad. Ya hay proyectos que lo constatan: las comunidades de aprendizaje, los grupos interactivos, los proyectos de transformación de los patios escolares… Todos son procesos que generan mejores relaciones y mejor convivencia. Familias y escuela tenemos que ir de la mano. Hay que aumentar los presupuestos, porque esto nos permitirá reducir las ratios -otra medida que tiene una incidencia directa en la mejora de la calidad educativa-, aumentar recursos y personal, evitar la rotación de plantillas y favorecer su estabilidad, trabajar por la diversidad y la inclusión para frenar el abandono y el fracaso escolar y acabar también con el “copago” que todavía se da en la escuela pública, garantizando que la enseñanza sea 100% gratuita. Hay que continuar invirtiendo en Xarxa Llibres, un programa que creemos necesario y que está dando muy buenos resultados. Más dinero también nos permitirá retirar todo el fibrocemento y construir escuelas para acabar con los barracones. Queremos una apuesta clara por una escuela totalmente pública y acabar con la concertación.

-¿Cómo se valora el anuncio de que el comedor escolar será gratuito?

R: La escuela tiene que ser totalmente gratuita. Nosotros defendemos que el servicio de comedor tiene que ser gratuito. Pero queremos un servicio de comedor de calidad. Hoy por hoy encontramos muchas deficiencias en la gestión y en los menús. Pensamos que hace falta un análisis previo del servicio de comedor en la red pública: queremos centros educativos saludables, que trabajen activamente en la promoción de la salud, para corregir la epidemia de obesidad infantil. Y esto pasa por vincular los comedores a un proyecto educativo que difunda hábitos de vida sana y forme en alimentación saludable, por mejorar los menús para que sean sanos y equilibrados y con productos de proximidad, y por generalizar las cocinas propias en las escuelas e institutos, dejando de lado el sistema de línea fría y los servicios de catering.

-¿Se tiene que modificar la participación de las familias en los consejos escolares?

R: Sí, claro. La LOMCE redujo las competencias de los consejos escolares de centro, que pasaron de ser un órgano de decisión a ser sólo consultivos. Queremos recuperar capacidad de decisión y de gestión, creemos que el consejo escolar tiene que ser el órgano rector de los centros educativos y pedimos que la representación de las familias y AMPA sea paritaria en relación con la de los docentes y otros trabajadores. Lo pedimos en la negociación de los nuevos ROF de Infantil y Primaria y FP, ESO y Bachillerato, pero para modificar los consejos escolares hay que derogar primero la LOMCE. También pensamos que hay que regular el funcionamiento de los Consejos Escolares Municipales, para que todos trabajen cumpliendo unos mínimos y asumiendo sus obligaciones en la escolarización. Y darles más peso.

-¿Qué opinan de que la mayoría de escuelas ya hayan implantado la jornada continua?

R: Muchas de nuestras AMPA están a favor de la jornada continuada; otras no. Pensamos que lo que se tiene que tener en cuenta a la hora de decidir qué jornada es la buena para nuestros hijos e hijas son las necesidades de los niños y de las niñas, que no son las mismas con 3 años o con 12. Hay estudios sobre el impacto de la jornada lectiva continuada en los escolares, y no son favorables. No tenemos datos que nos hablen de que la jornada continuada pueda ser beneficiosa. Se ha trasladado a las familias una decisión que no nos corresponde: el modelo de jornada escolar se tiene que implantar siguiendo criterios pedagógicos. Hay coles donde las juntas directivas de las AMPA se han disuelto por la crispación que provoca el debate sobre la jornada escolar, y donde las actividades extraescolares de calidad han desaparecido. Las AMPA queremos que continúen las actividades extraescolares, porque completan la formación de nuestros hijos e hijas. Y queremos poder encargarnos de éstas, como parte de la comunidad educativa.

-¿»Edificant» ha servido para mejorar las instalaciones e infraestructuras en que estudian los escolares?

R: Sí, es una nueva vía que ha permitido reformar centros obsoletos y en estado precario y empezar nuevas construcciones para sustituir los barracones o los edificios viejos, complementaria a las iniciativas de la Conselleria de Educación. Pero hay que hacer mucho más y hacer este plan más efectivo. La mejora de las infraestructuras educativas necesita de una inversión constante y de un compromiso también para hacer de las escuelas e institutos edificios sostenibles y eficientes energéticamente. Hace falta también «renaturalizar» los patios, porque la vegetación ayuda a reducir las altas temperaturas, cada vez más frecuentes.

-Este curso ha habido problemas con las bolsas del profesorado. ¿Qué se tendría que hacer para evitar esto, qué ocurre cuando hay oposiciones?

R: Una posible solución sería estimular la asignación de las plazas de difícil cobertura mediante incentivos. Este año hemos tenido muchos problemas con las sustituciones de algunas especialidades (valenciano, inglés y matemáticas, así como de educadores) y en algunos lugares, generalmente, en los pueblos del interior, en Alicante, etc. Si los maestros o los especialistas no quieren optar a esos lugares, tendríamos que mejorar las condiciones de esas plazas para hacerlas atractivas. Pero esto es una cosa que se tiene que trabajar con los sindicatos, asociaciones del profesorado y el propio profesorado.

-¿Preocupa la situación de las escuelas rurales? ¿Y de las consideradas «gueto»? ¿Qué se tendría que hacer con la Educación Especial?

R: Nos preocupa la escuela, esté en un pueblo de 100 habitantes o a una ciudad de 100.000. El Decreto de Inclusión aboga, entre otras cosas, por la escolarización en los entornos más próximos, pero esto necesita de un aumento presupuestario. Nosotros hemos ayudado este año a una familia con una hija con hemiplejia que pedía quedarse a su CRA en Beniarrés, mientras que desde la Conselleria le decían que si quería contar con el servicio de fisioterapia que necesita tenía que trasladar la matrícula en Cocentaina. Esto no es potenciar la escuela rural ni practicar la educación inclusiva. Todo el pueblo se unió para mantener a la alumna en el CRA, un centro con 49 niños, y finalmente hemos conseguido un fisio itinerante que atenderá a los niños de Beniarrés, y también a los de Muro. Esto es genial. Para los pueblos es muy importante tener una escuela. Y para las familias, también. Las escuelas “gueto” tampoco son escuela inclusiva, y la inclusión también se tiene que hacer con el alumnado con riesgo de exclusión social. Por eso es importante regular los Consejos Escolares Municipales, porque de ellos dependen las Comisiones Municipales de Escolarización, que son las que tienen que velar por el reparto equilibrado del alumnado -de todo el alumnado- en todos los centros sostenidos con fondos públicos, es decir en los públicos y en los concertados, tal y como marcan la Constitución española y las leyes educativas. En los últimos años, con las nuevas políticas de admisión, hemos mejorado, pero hacen falta más esfuerzos. Y en relación con la Educación Especial diré que precisa de un mayor esfuerzo, todavía, y de mucha sensibilidad. Hay que hacer inclusión, siempre que se pueda: que los centros ordinarios puedan acoger -con el personal capacitado y necesario- a los niños y niñas que, con trastornos o discapacidades, puedan ser escolarizados. Pero también se tienen que mantener los centros de Educación Especial, porque hay alumnos que no pueden derivarse a los centros ordinarios.